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La industria audiovisual portuguesa da el salto internacional

La industria audiovisual lusa goza de un buen momento. En los últimos años ha dado el salto internacional gracias a las plataformas de “streaming” y a iniciativas que persiguen mostrar el talento y consolidar Portugal como escenario de rodajes.

El país no solo quiere que las productoras portuguesas enseñen su contenido a nivel internacional. También pretende que sus actores participen en proyectos de gran envergadura y que, en definitiva, el “made in Portugal” se expanda.

Por eso, además de presentar su producción en festivales, crecen la colaboración público-privada en grandes iniciativas, como el programa Passaporte impulsado por la asociación de cine portugués para atraer a directores de casting de todo el mundo a conocer a los actores portugueses, una puerta para participar en proyectos internacionales.

“Esto se ha traducido en muchos resultados. Sorprendentemente, los actores aparecen en películas y series americanas o italianas. Estamos muy contentos con esa apertura para que el cine portugués aparezca no solo en las películas sino también por sus personajes”, explica a Efe Paulo Trancoso, productor y presidente de la Academia de Cine portugués.

La creación del Fondo de Apoyo al Turismo y al Cine permite, desde 2018, incentivos fiscales a la producción audiovisual en Portugal, mientras que la Portugal Film Comission, creada en 2019, pretende dar visibilidad al país como destino internacional de rodajes.

Otra de las iniciativas llegó el año pasado con OnSeries Lisboa, el primer evento internacional de televisión profesional celebrado en Portugal, que sirvió de escaparate para la ficción portuguesa y la construcción de redes, alianzas y la búsqueda de socios internacionales.

LAS PLATAFORMAS DE STREAMING, UN IMPULSO

Las plataformas de streaming impulsaron la exportación del talento portugués con la incorporación de filmes y series lusas en sus catálogos.

Un salto importante fue el estreno de “Glória” en Netflix, la primera serie de la plataforma 100% “made in Portugal”.

Además, fruto de un acuerdo entre la Academia de Cine y Netflix, este 2022 se verán cinco películas rodadas en tierras lusas por once mujeres portuguesas.

“Fue una iniciativa muy diferente porque combate las desigualdades de género que existen en el cine y promueve el cine portugués a través de estas cinco películas”, añade Trancoso, que apuesta por más acuerdos con las plataformas.

Los cinco filmes han pasado ya por festivales y salas de cine, recuerda Catarina Vasconcelos, una de las directoras premiadas con “La metamorfosis de los pájaros”.

UN SALTO EN CONJUNTO CON ESPAÑA

Los lazos entre España y Portugal en el sector vienen estrechándose desde hace tiempo, sobre todo con Galicia, aunque no fue hasta hace dos años cuando el trabajo conjunto se abrió espacio en las plataformas internacionales.

La proximidad geográfica, la colaboración institucional y la afinidad lingüística favorecen la colaboración, que culminó en 2020 con la exhibición de “Auga Seca” en HBO, la primera serie con sello ibérico en entrar en las plataformas de streaming.

Más tarde introduciría en el catálogo la miniserie “Vigado Palace”, coproducida, al igual que la anterior, entre la Radiotelevisión Portuguesa (RTP) y la Televisión de Galicia (TVG).

Amazon Prime también se suma a la lista. En enero estrenó la serie “3 caminos” y en breve lanzará su primer proyecto original rodado en tierras ibéricas, “Operación Marea Negra”.

NUEVA LEY EN PORTUGAL

La apuesta por la industria audiovisual se redobla en Portugal con la nueva Ley del Cine que entró en vigor en enero.

La norma establece un impuesto del 1% sobre los ingresos de las plataformas de streaming y obliga a que inviertan en producción portuguesa con “total libertad de elección”, una medida que no termina de convencer a parte del gremio por considerarla insuficiente.

“En Portugal, la tasa que paga Netflix es muy pequeña en este momento para aquello que hacen”, cuenta Vasconcelos, interesada en saber si las compañías quieren apostar por el cine de autor.

La ley marca que los catálogos deben tener una cuota mínima del 30% de obras europeas y al menos la mitad de ellas deben ser producciones independientes, “originalmente en portugués”, realizadas en los últimos cinco años.

Tras este salto internacional, la industria audiovisual portuguesa apuesta con optimismo por su futuro.