En un contexto de incertidumbre monetaria internacional y búsqueda de alternativas económicas en América Latina, Panamá ha dado un paso significativo hacia la integración de los criptoactivos en su sistema financiero. El Consejo Municipal del Distrito de Panamá aprobó la semana pasada un acuerdo que permitirá el pago de impuestos en criptomonedas, a través de un sistema de conversión automática a dólares, consolidando así un modelo mixto entre innovación tecnológica y estabilidad fiscal.
Este avance convierte a Panamá en uno de los primeros países de la región en incorporar oficialmente las criptomonedas a su estructura tributaria. El acuerdo, desarrollado en conjunto con entidades financieras locales, refuerza la percepción de América Latina como una zona activa en el rediseño del sistema financiero global, en un momento donde la regulación en países como Estados Unidos se mantiene cautelosa.
La atención internacional no se ha hecho esperar. Bitfinex, uno de los exchanges de criptomonedas más reconocidos a nivel mundial, tuvo una presencia destacada en la reciente Panama Blockchain Week. Su CTO, Paolo Ardoino, subrayó el papel estratégico de Panamá: “Creemos fielmente en la libertad financiera, y Panamá representa un punto focal para que la región adopte estas tecnologías y las aproveche plenamente”.
El interés institucional en cripto ha crecido de forma sostenida. Bitfinex reporta cientos de clientes institucionales activos en América Latina, y un incremento del 141% en el volumen de comercio durante el primer trimestre de 2025, a pesar de una caída del 25% en el precio de Bitcoin. “No venimos a hablar de adopción futura, sino a mostrar infraestructura funcionando”, sostuvo Will Hernández, Gerente de Desarrollo de Negocios para LATAM de la firma.
Además de Bitcoin, las stablecoins se han consolidado como piezas clave en este ecosistema. Bitfinex, asociado al emisor de Tether, destaca que las transacciones con estos activos se multiplicaron por cinco en la región durante el mismo periodo, demostrando su utilidad en contextos de alta inflación y necesidad de liquidez estable.
El modelo panameño se diferencia por su enfoque pragmático: aprovecha la tecnología sin desligarse del sistema tradicional, atrayendo a actores globales con experiencia en infraestructura digital. Esta estrategia refuerza el posicionamiento del país como un referente en la nueva geografía financiera latinoamericana, junto a casos como El Salvador y Colombia.
Panamá, con visión de largo plazo y decisiones concretas, se perfila como un puente entre las finanzas tradicionales y la economía digital emergente. Una apuesta que, según los protagonistas del sector, apenas comienza.
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